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sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 9- Cosas que contar

Estábamos sentados en mi casa. Ya lo habíamos explicado todo y ahora estábamos planeando las defensas. Nid tenía que volver, eso lo teníamos claro.
-Nid, a casa - le dije yo, tajante.
-¿Qué? ¡No!- dijo ella, mirándome como si estuviese loca.
-Si, Nid. No nos ayudas si te quedas.
-¡Pero quiero quedarme!
-¡Tu padre creerá que te hemos secuestrado!
-¡Vine porque yo quería!
-¡Pero eso él no lo sabe! Mira, Nid, será mejor que te vayas.
-¡A ver, prima Nía, mi padre vendrá pronto, y yo me perderé sola!
-Nid, no te perderás. ¡Tienes que volver e intentar parar a tu padre!
-¡No me escuchará, nunca me escucha!
-¿Y que hacemos? Es la única posibilidad que tenemos de evitar la guerra.
-¡Pues no lo se, pero no voy a volver sola, Nía! ¡No me da la gana!
-Desisto- dije yo, subiendo a mi cuarto.
Un rato después, escuché pasos subir.
-¿Qué pasa, Nía?- dijo Alium pasando y cerrando la puerta.
-Es que... Nid no entiende. No conoce este pueblo como yo y no sabe porque quiero conservarlo.
-Nía, Nid se crió en un sitio peor que este. Y si no quiere volver, que no vuelva- dijo sentándose a mi lado en la cama-. No conoce este lugar como tú y como yo, Nía. Ella no ha pasado toda su infancia aquí, practicando baile en los sótanos. Ella no estuvo cuando te quedaste encerrada en el armario y los días siguientes apenas podías salir de casa. Ella no te conoce como yo, cree que esto (lo de huir a tu habitación corriendo) lo has hecho para conseguir lo que querías y no porque de verdad te doliese que no le importase el destino de este lugar. Así que vamos a conseguir a Enémesis cueste lo que cueste. ¿Vale, Nía?
-Que discursito me has soltado...- dije yo, sonriente- Vale.
Alium se agachó para besarme y yo, claro, le besé. Se abrió la puerta de golpe y entró Rurru.
-¡AAH! ¿Qué nar...? ¡Nía, aquí, ahora!
Alium se separó de mi, rojo y escapó sin mirar a Rurru, que le miraba riéndose.
-¡Cuenta!- dijo Rurru en cuanto Alium salió por la puerta.
-¡Creo que no hace falta contar!
-¡Cierto, os habéis enrollado y no me lo has contado!
-¡Rurru, no me ha dado tiempo!
-¿Y qué? Apenas verme tendrías que haber dicho ''Estoy con Alium. Ahora si, ¡Hola Rurru, cuanto tiempo!''
-No.
-Vale, no.
-Cuenta tú, ¿que ha pasado abajo?
-Ah, tenemos un plan. No es infalible, pero es un plan.


miércoles, 31 de octubre de 2012

Capítulo 8- ¿Rurru?

Lo primero que pasó por mi cabeza fueron un montón de insultos hacia la chica que había intentado quitarme a mi novio. Nid estaba delante nuestra, con el pelo revuelto y el vestido medio roto. Parecía estar a punto de estallar en lágrimas. Esperó a que alguno de nosotros hablase, pero viendo que ninguno de los dos pronunciabamos una sola palabra, inspiró aire y, invocando a la poca dignidad que le quedaba, fue a decirnos algo. Antes de que hablase, le cogí de la oreja y le aparté, para que Alium no oyese nuestra conversación. Me miró, y por su expresión supe que estaba asustada. Intenté tranquilizarme, y miré a Alium a través de las ramas de los árboles, que estaba tumbado en el suelo mirando las nubes. Sonreí inconscientemente, miré a Nid, y le dije:
-Empecemos por algo que no pueda ofenderte... ¿Cómo te has hecho todos estos rasguños?-dije yo mirándole de arriba a abajo.
-Me atacó algo...- dijo ella, asustada. No pude evitar sentir pena, pero se me pasó al ver que Nid estaba mirando entre las ramas para ver a Alium. Resoplé y seguí con el interrogatorio:
-¿Por qué has venido?
-Os seguí cuando os fuisteis... Te oi hablando con Alium de que eres mi prima y... Te seguí.
-No era necesario.
-Si lo era.
-Nid, no sabes a lo que te enfrentas.
-Si lo se. A estar a punto de vomitar cuando Alium y tú estáis juntos.
Puse los ojos en blanco. Igualmente, no íbamos a abandonar a Nid a su suerte así que acabé por decirle:
-Dos cosas. La primera, obedece y cállate. La segunda, acércate a Alium y no hará falta que te mande callar porque te callarás para siempre.
Nid se me quedó mirando con miedo. Estaba bastante más siniestra desde que había llegado, lo reconozco, pero ella había besado a mi novio.
-Vale, no te preocupes Nía.
Le miré de nuevo y volví con Alium, que seguía tumbado mirando el cielo.
-¿Alium? ¿Estás en lo que miras?- dije poniendo mi cara delante de la suya, agachándome un poco.
-Estoy mirándote a ti... Por cierto, ¿que hacemos con Nid?
-Se viene. No vamos a abandonarle, ¿no?
-Exacto.
Nos pusimos en marcha, esta vez con Nid. Obligaba a Nid a mantenerse a la izquierda, mientras que yo me mantenía en el centro con Alium a  mi derecha, agarrando su brazo mientras andaba.
A las seis fui reconociendo los árboles de nuestro alrededor, y sonreí sin darme cuenta. Casi habíamos llegado...
Antes de llegar oímos un ruido de una rama al romperse. Íbamos por un camino, no había ramas en medio. Nos paramos en medio del camino cuando algo se tiró encima mía. Vi que me abrazaba, y vi también una marraña de pelo rojo encima de mi.
-¿Rurru?- dije yo, soltando una carcajada. Me miró fijamente con sus ojos azules y me dijo:
-¡RURRUNE! Y hola... ¡DI-ME-CO-MO-HAS-LLE-GA-DO-A-QUÍ!
-¿Por dónde empiezo?
-Por la niña esa que hay al lado de Alium- dijo Rurru, sin parar de abrazarme.
-Mi prima.
-Ah, va... ¿Que?
Le expliqué todo. No dejó de abrazarme hasta que acabé de contar y nos levantamos para ir al pueblo. Al parecer Rurru estaba vigilando los alrededores con otra personas, incluídos nuestros padres.

viernes, 12 de octubre de 2012

Capítulo 7- Adorable tú

Ir andando era claramete más lento que ir a coche. Íbamos por el bosque que separaba el pueblo de la ciudad, muy lentos. Apenas hablábamos. Eran las doce de la noche. Nos dimos cuenta de que teníamos que descansar. Llevaba las mantas en mi mochila. Las puse en el suelo y nos tumbamos, cada uno en su manta. Me tumbé y le di la espalda. No seguía enfadada, pero no me apetecía mirarle. La camiseta se me levantó un poco y Alium puso su mano en mi cintura. Di un respingo y me giré:
-¿Qué?
-¿Sigues enfadada?
-No-dije yo.
-Mejor...- dijo Alium acercándose a mi y besándome. Sonreí.
-Cuando sonríes así pareces idiota...-dijo Alium poniéndose rojo. Le miré sonriendo aún. Sonrió él también. Y así, nos dormimos. Al día siguiente nos levantamos pronto.
-¿Qué hora es?-preguntó Alium sentándose en la manta y restregándose los ojos.
-Serán las seis, está amaneciendo- dije yo entrecerrando los ojos y mirando al sol.
-¿Hace seis horas que me dormí?- dijo Alium. Me reí y le peiné con la mano. Apartó la cabeza y se agitó el pelo. Me volví a reir y me peiné con las manos. Nos levantamos, recogimos las mantas y nos fuimos. Llevábamos agua y comida para ese día entero. Esperábamos llegar antes de la noche. Intenté cogerle de la mano. Se puso rojo y no se dejó así que me conformé cogiéndole del brazo y apoyando mi cabeza en su hombro.
-Si pones la cabeza así no puedo andar.
-Deja que te coja de la mano...- dije yo con voz de negociadora.
-No-dijo Alium moviendo el brazo para que le soltase y alejándose. Solté una carcajada. Me miró con odio. Me acerqué y le dije:
-Venga, va...
-No.
Le abracé. Suspiró como si no le gustase, como si estuviese un esfuerzo para aguantarme y me besó. Me sentía la más afortunada del mundo con Alium a mi lado. Era tan romántico y tan poco romántico a la vez... Me parecía adorable. Pero fue él el que me lo dijo cuando nos separamos:
-Adorable.
-Tú.
-No. Tú.
-¿Yo? Yo soy violenta pero tú te pones rojo y cada vez que lo haces me da un infarto interior- dije acercándome a él.
-Pero tú eres guapa, preciosa, me encantas, eres adorable cuando te asustas, cuando te enfadas, cuando te miro, cuando me peinas, cuando lees, cuando no haces nada... Eres simplemente perfecta- me dijo. Me puse roja y el añadió- y cuando te pones roja, fea.
-Te contradices...-dije yo esperando a que se me quitase el rojo. Se acercó a mi y me besó.
-No me contradigo... Tú eres tú. Y a mi eso me vale. Te quie...- algo le interrumpió. Habíamos oido un ''¡Crac! Me giré, sorprendida.
-Hola...-dijo tímidamente.

sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 6- Traición

El día de irnos Alium y yo estábamos nerviosos. Nid tenía clase por la mañana. Vino a su habitación para hablar conmigo. Estuvimos tres cuartos de hora pegándonos y el resto del tiempo hablando:
-¿Vas a contarle a Nid que eres su prima?- preguntó Alium cogiendome las manos para que parase de pegarle.
-¡Ni loca! ¿Para qué? Mejor así. Que me recuerde como una mala amiga que intentaba huir.
-Tienes razón porque...- empezó a decir Alium. No acabó. Nid abrió la puerta. ¿Nos habría oído? Al parecer no, porque echó a Alium. Pasamos el resto del día hablando normal. Vino Alium y yo aproveché para bajar al jardín con las cosas que nos llevaríamos para el viaje. Subí otra vez. Abrí la puerta y me encontré a Alium besándose con Nid. Me di la vuelta corriendo. Alium me persiguió. Me alcanzó. Así solo consiguió que le pegase una bofetada y una patada en la rodilla que le desequilibró y consiguió que se cayese. Seguí corriendo. Me sentía traicionada. Empecé a llorar. Llegué al jardín. Cogí mi mochila y me fui corriendo. Huí hacia la frontera. Los guardias no me vieron y logré salir de allí. Me sentí libre por primera vez en varias semanas.
De la tristeza por lo de Alium pasé a la rabia. Iba caminando con fuerza por el bosque. De repente, pisé al lado de una raiz de un árbol. La tierra de ahí cedió y caí en un agujero. Era pequeño, oscuro y estrecho. Empecé a respirar cada vez más rápido. La claustrofobia no me dejaba estar ahí. No llegaba arriba. No podía escalar ahí. Cerré los ojos. Me senté en el suelo. La mochila se había quedado arriba. Me pareció que mi alma se empequeñecía, que me llenaba de oscuridad, que me hacía más pequeña. Me pareció que oía la voz de Alium y me alegré. No me lo pareció. ¡Estaba oyendo la voz de Alium!
-¡Níaa! ¡Niadiciaa!
 Grité:
-¡Aquí!
Me levanté. Vi como Alium asomaba la cabeza y lanzaba una cuerda. Me agarré a la cuerda y subí, saliendo del agujero. Me senté en el suelo, respiré hondo y, sin mirar a Alium cogí mi mochila.
-Nía...
-Gracias Alium. Me voy- dijé yo, sin mirarle aún. Y echándo a correr.
-¡NÍA!- gritó echando a correr detrás de mi. Me cogió el hombro y me paró. Yo miré con mucho interés el agujero en el que me había caído.
-Nía, escúchame por favor. No fui yo. Fue Nid. Fue ella la que me besó a mi. No yo a ella. Por favor Nía. Creeme. Es la verdad. La única verdad.
Le miré. Él supo por mi mirada que le había perdonado. Me besó. Le cogí la mano y caminamos. Hacia nuestro pueblo. Juntos.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Capítulo 5- Emoción

Pasó un mes del secuestro. Empezaba a desesperarme. En el castillo no estaba tan mal, pero es que echaba de menos a mi pueblo. Además prácticamente no hablaba con Alium desde el pequeño beso. Algún golpe si nos cruzábamos por el pasillo. Pero nada más.
 Esa tarde Nid tenía clase y yo fui a pasear por el castillo. Me habían dicho que había una biblioteca. Cansada, fui. Dentro estaba Enémesis. Estaba con un general de su ejército. Lo sabía porque me lo había dicho Nid. Me quedé en la puerta y escuché.
-¿Para que me ha llamado, señor?
-En dos semanas hay que atacar ese pueblucho. Lo destruiremos hasta las cenizas. No quedará nada.
Me fui. Corriendo. Llegué hasta el jardín. Me choqué con Alium. Estaba abriendo la boca para quejarse. No le dejé. Le cogí de la muñeca, le subí hasta la habitación de Nid y le puse al día.
-... y dice que destruirá el pueblo.
Nos quedamos en silencio. Sentía ganas de llorar. Me acordé de todos y acabé llorando. Alium me vio y me abrazó. Me limpié las lágrimas. Le miré. Llorando aún, le besé. Y él me besó a mi. Sentí una sensación genial. Me sentí imparable, invencible. Sentí que podía hacer todo. Pero esta acabó cuando Nid abrió la puerta y nos separamos rápidamente. Nid no se dio cuenta. Alium se fue. Le sonreí. Él me sonrió y yo a él. Me guiñó un ojo y con las manos hizo un ocho y tumbó la cabeza. Infinito. Me reí, completamente enternecida y le con las manos hice un corazón. Se fue y me empecé a reir yo sola. Nid me miró como si estuviese loca. Me callé.
Al día siguiente Nid tenía clase a las ocho de la mañana. Alium se acercó a por mi y fuimos al jardín. Nos subimos a un árbol. Estuvimos hablando.
-Ejejeje me amas- dijo Alium riendose.
-¡Oh! Oplafllu-dije yo. Oplafllu significa te odio. En ese momento me cogió la nuca, me acercó a él y me besó.
-Lo dudo...-susurró él. Le besé. Sentí que mi vida no podía ser más perfecta. Nos separamos. Apoyé mi cabeza en su hombro. Él me abrazó.
-Oye...-le dije. Llevaba demasiado tiempo dándole vueltas a lo mismo.
-¿Qué pasa?- dijo él. Había notado el tono de preocupación en mi voz.
-Tenemos que irnos. Tenemos que ir al pueblo. Avisarles. Les quieren atacar. No podemos dejar que destruyan nuestro pueblo. Necesito decírselo. O nuestros recuerdos, amigos familia... todo se destruirá y se conventirá en polvo. Y no lo podemos permitir.
Me miró. Solamente asintió. Cerró los ojos muy fuerte. Le había emocionado. Abrió los ojos y me dijo:
-Sabes que te adoro, ¿verdad?
-No estoy segura, repítelo...- dije yo, sonriente. Me besó.

El día siguiente por la noche saldríamos. Pero hubo un inconveniente... Y no fue precisamente pequeño.

lunes, 1 de octubre de 2012

Capítulo 4-No todo es lo que parece

-¿Quieres jugar a las cartas?-le dije a Nid.
-No. Me voy a dar un paseo. Ven si quieres- me dijo Nid, como si me hiciese un favor. Resoplé. Mientras salíamos al jardín nos encontramos a Alium en el pasillo. Le tiré contra la pared y se dió un golpe. Salimos fuera. Ella se sentó y empezó a coser una cosa rara debajo de un árbol. Yo, que llevaba ya mis vaqueros y mi sudadera me subí al árbol. Me senté en una rama baja, me eché hacia atrás y le eché mi pelo encima a Nid. Nid se asustó, se levantó corriendo y miró hacia donde estaba yo. Se empezó a reir, pero disimuló y fingió que se había enfadado muchísimo.
-No, en serio, tú asustas. ¡Salvaje! Me voy a clase con el profesor- dijo. Se dio la vuelta y se fue con pasos largos y rápidos. Bajé del árbol, coloqué la capucha de la sudadera y entré al castillo. Vi a Alium y eché a correr para que no se vengase. Efectivamente, me persiguió. Entré en la habitación que compartía con Nid. Nid estaría en clase del profesor, así que Alium y yo teníamos esa hora libre. Cerré la puerta y me apoyé sobre ella para que Alium no entrase. Pero no hubo manera. Abrió la puerta y yo eché a correr. Me tiró al suelo y cayó encima de mi. Su cara estuvo muy cerca de la mía hasta que logré volver a pensar un poco y le dije:
-¿El señor puede levantarse?
-El señor puede- dijo él aprovechando para hacer la croqueta por encima de mi.
-¡Au!
-Jejeje-dijo Alium antes de que empezase a perseguirle para pegarle. Él también llevaba sudadera, así que le cogí de la capucha, resbaló en la alfombra y se cayó. Me empecé a reir y él se levantó. En ese momento si que empecé a correr de verdad. Me subía a la cama, a la cómoda, a todas partes. Me metí en el armario y Alium cerró la puerta. El armario estaba oscuro. Y me recordó mucho a cuando me quedé encerrada en el armario de mi casa.
-¡Alium! ¡Para! ¡Para ya! -le grité. Me iba poniendo nerviosa. Al parecer Alium se dio cuenta de lo que pasaba y abrió la puerta. Salí histérica. Y tropecé con él. Y con sus labios. Después de unos segundos nos separamos, y me dijo:
-Peperdona es que no me acordaba de lo de tu trauma del armario y todo eso...
-No pasa nada...- dije yo, completamente roja. En ese momento pasó Nid y echó a Alium.
-Adios. Lo siento otra vez, Nía.
-¡Que da igual!-dije yo tirándole una almohada a la cabeza.
-Oye...- dijo Nid cuando Alium salió de la habitación-Os he visto...
-¿Qué?- pregunté yo.
-Os he visto besaros...-dijo Nid cantando.
Le miré. Sonreía y me miraba.
-¿Tú no me odiabas tanto?
-¡Que va! Lo que pasa es que me fastidia lo de mi padre. Pero me caes bien, sobretodo al saber lo interesante que es tu vida. ¡Cuenta!
Me reí. Nid era muy maja, después de todo. Al ver que no respondía me pegó un almohadanazo. Puso música y yo, aburrida, empecé a bailar.
-¿Como bailas así?
-Práctica.
-¡Enséñame!
-No.
-Sí.
-No.
-¿Te pego?
-Tampoco.
-¿Te abrazo?
-¡Menos!-dije yo poniendo cara de asco.
En ese momento apareció Alium.
-Me ha dicho el profesor que te pregunte si entiendes bien lo que te ha explicado hoy.
-¡Si!
-Vale, entonces me quedo- dijo Alium tumbándose en mi cama. Levanté el colchón y le tiré al suelo.
Esa es una tarde que recuerdo con más cariño del tiempo que pasé en ese castillo.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Capítulo 3-Reencuentro

Alium. Apareció por la puerta y me pareció que el lugar se iluminaba. Me vió y empezó a reirse en silencio señalando la falda, dejando pasar a alguien que por las descripciones de mi madre debía ser el rey, presidente, tirano... Como lo llamasen. Fui a tomar nota y Alium dijo:
-Nía...-esta vez dejó de reirse.
-Alium... ¿Cuánto tiempo, no?
-¿De que os conoceis?- preguntó Enémesis, perplejo.
-A mi me secuestraron con él en la pelea del otro día-dije yo, intentando parecer adorable.
-Comprendo... ¿Por que te dejaron aquí?
-Eso me gustaría saber a mi.
-A mi me gustaría saber porque llevas falda-dijo Alium, volviendo a reirse.
-Es falda pantalón-dije sacándole la lengua. Alium soltó una maldición en voz baja.
Enémesis estaba perdido en sus pensamientos. Dijo:
-¿Cuántos años tienes?
-Doce. Trece dentro de nada.
-Enana...-dijo Alium en broma.
-Casi trece... Mira, tengo una hija de esa edad. ¿Te gustaría trabajar en el castillo? Como su amiga. Para que no se aburra. Se aburre muchísimo estando sola. Además tu amigo trabaja allí. Limpia la habitación del profesor de mi hija.
-¡Sí! Estar aquí es muy aburrido y agotador, señor...-dije yo fingiendo no saber su nombre.
-Enémesis. Me llamo Enémesis y mi hija, que está en casa, Endranidia. Le llamamos Nid.
-Nid... Lo recordaré-dije yo, sonriente.
Enémesis se levantó a hablar con el dueño del bar. Vino sonriente y me dijo que me podía ir. Fui a el cuchitril donde dormía, cogí la ropa que tenía allí y nos fuimos. Nos metimos en ese coche raro y arrancó. Me mordí las uñas. Alium me revolvió el pelo, que tenía recogido en un moño, intentando tranquilizarme. Llegamos al castillo. Salí y empecé a respirar hondo. Enémesis me miró y dijo:
-¿Claustrofobia?
-Sí.
-Tranquila, yo también tengo. Todas las habitaciones del castillo son muy grandes. Aunque me parece que la mía no es tan grave como la tuya.
Me llevaron dentro. Me presentaron a Nid. Me parecía mucho a ella. Ella tenía el pelo marrón muy oscuro y corto y yo negro y largo. Pero teníamos los ojos iguales y si se dejaba crecer el pelo y estábamos en un sitio oscuro no habría quien nos diferenciase. Claramente, no dije a nadie que Nid era mi prima. Nada más verme, dijo:
-¿Otra vez, papá? ¡Estoy bien como estoy, no necesito amigas!
-No es solo para que sea tu amiga, también es para que cuide de ti. Estás siempre perdida por el castillo. Dormirá en tu habitación. Les diré a las criadas que te preparen una cama-dijo dirigiendose a mi.
-De acuerdo...
-Nidia, llévale a tu habitación.
-Vale...
Me llevó a la habitación.
-Mira...-me dijo-no tengo intención ninguna de ser tu amiga. Te odio, igual que odio a todas las chicas que trae mi padre.
Me callé. No había empezado muy bien con Nid...

viernes, 28 de septiembre de 2012

Capítulo 2- Enémesis

La historia me la contaba a los nueve años... Mi madre se sentaba en el sillón y empezaba a contar:
-Era la mañana de las elecciones. Las semanas anteriores la gente había estado colgando anuncios para pedir votos. Todo el mundo sabía a quien votar. A Enémesis. Era un joven alto y moreno, de cabellos marrones y ojos negros. Vestía elegántemente y tenía un don para la palabra impresionante. Venía de una familia pobre y eso le daba confianza a los votantes.
Efectívamente, todos votamos a Enémesis. Un gran error, porque apenas le dieron el cargo empezó a oprimirnos. Senadria, nuestra ciudad, antes era un lugar repleto de vegetación, libre y en pleno contacto con la naturaleza era ahora un lugar frío y pobre, lleno del humo de las fábricas que Enémesis había construido y con guardias por todas partes. Todos los animales huyeron. En ese momento, toda la ciudad empezó a sentirse cada vez peor. Los animales eran el alma de nuestra ciudad. Eran alegres y juguetones, sin ellos la ciudad iba cada vez peor, más triste, se ponía mustia.
Pero la peor parte se la llevó nuestra familia, hija-en ese momento me miraba con sus marrones ojos tristes y su pelo marrón parecía ponerse mustio-. Raptaron a mi hermana gemela, tu tía y Enémesis la convirtió en su esposa.
Cuando cumplí veintisiete años, estaba embarazada de cuatro meses de ti, hija. Y por entoces mi hermana tuvo una hija.
Algunos aprovechamos los festejos para escapar. Estábamos hartos de tener miedo. La mayoría éramos del mismo barrio, estudiantes,  abuelos, madres(como la madre de Alium), padres, futuras madres(como yo)... Había también médicos y comerciantes. Todos dispuestos a huir por una vida mejor. Los guardias fronterizos seguían allí, en la frontera. Algunos murieron mientras intentaban atravesarla, pero otros muchos conseguimos huir. Cuando encontramos este prado, grande, luminoso y con agua y naturaleza por todas partes decidimos quedarnos aquí. Y construimos este pequeño pueblo. Pero nunca volvió a ser lo mismo. No volvimos a ver a ninguna de las criaturas o animales que había en nuestra antigua ciudad, aunque no fue por falta de búsqueda. Les buscamos por todas partes. Suponemos que se fueron muy lejos. Pero esos animales volverán. Seguro- en ese momento mi madre daba la historia por acabada y se iba. Y yo me quedaba pensativa, sentada. Es una historia larga, pero me encantaba que mi madre me la contase.

Estaba trabajando en el bareto cutre, oscuro y húmedo ese, con una bandeja en la mano, cuando se abrió la puerta y me pareció que se iluminaba la estancia.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Capítulo 1- El comienzo

Eran las tres y yo estaba esperando a que llegase Alium. Bueno, mejor me presento. Me llamo Niadicia, pero mis amigos me llaman Nía. En el momento en el que empiezo a narro tenía doce años. Y Alium trece. ¡Ah, si! Alium era mi mejor amigo. Por cierto, nacimos el mismo año, pero su cumpleaños es antes que el mío. Veamos... Me describo. Descripción física: 160 cm, pelo negro muy largo y ojos grises. Descripción psicológica: como una maldita cabra. Descripción de Alium. Física: 162 cm (nos estábamos midiendo siempre, quería ser más alta que él), pelo negro con flequillo (como yo, pero él lo tiene corto) y ojos verdes. Psicológica: igual que yo. Loco de remate. Por eso pasábamos el día juntos. Nuestras respectivas familias no nos aguantaban en casa. Bueno, la hermana pequeña de Alium si. Tenía seis años y era súper mona. Tenía el pelo rubio y los ojos de su hermano. Y un exceso de energía. En eso también se parecía a su hermano. Y me adoraba.
Como iba diciendo antes de que me interrumpieseis, maleducados, Alium llegó cinco minutos tarde, y, sin excusarse ni nada, me cogió la mochila y nos fuimos hacia el instituto.
Mi mochila era blanca. Bueno, era blanca a principio de curso. Ahora era marrón roña.
Por cierto, en ese momento faltaban dos semanas para que acabase el curso.
-¡Enana!- dijo Alium sacándome de mi mundo de yupi. Antes de que le pegase pasamos delante de la panadería.
-Kadán chicos- dijo Amselia, la hija de la panadera.
-Jakán, Ams- dijimos nosotros.
Explico: en Mórliver, mi pueblo, no tenemos idioma propio. Pero tenemos expresiones. Kadán es hola y jakán es buenas tardes. El resto ya os las iré diciendo.
Llegamos a clase a y veinte. Media clase estaba sobre las mesas. La otra media no, claramente. Dejé mi mochila en la silla y fui con Rurrune, una amiga mía muy loca. Le llamaba Rurru aunque lo odiase. Y como lo odiaba, lo hacíamos todos. Pero empecé yo. Soy cruel. Bueno, Rurru y yo estábamos muy locas. Prácticamente toda nuestra clase lo estaba. Vi a Rurrune y le dije:
-¡Rurruuu! ¡Guapa! Me encantas con el pelo así!- se había cortado el pelo. Pelo rojo, ojos azules, flequillo torcido, 1,58cm...
Ella me respondió:
-Me encanta tu conjunto.
Ese día iba con sueter y pantalones azules, vestido morado de lana de manga corta encima y botines morados con el pelo recogido. Y un abrigo morado hasta las rodillas.
Llegó la profesora y me senté. Igual que todas. A Alium y a mi nos cogieron para la obra de la clase. No queríamos, Atsar participaba en otras tres y yo en otras siete. Estaba en demasiados clubs...
-¿Vamos bajando?-preguntó Alium cuando acabó la clase, de mal humor.
-Por las escaleras, ¿eh?- le dije yo.
Tenía claustrofobia. De pequeña, a los ocho años, me quedé encerrada en un armario de mi casa cuando mis padres habían salido. Estuve ahí cuatro horas. Además en esa época tenía miedo a la oscuridad.

El tiempo que quedaba hasta las obras fue duro. Tenía que bailar una mezcla de varios estilos. Pero lo logramos. Las ocho.

Era el día de la obra. Estaba nerviosa. Me puse unos vaqueros y una sudadera con un montón de cosas en una mochila. Vestuario, maquillaje... Un gran montón de cosas. Alium pasó a por mi. Y fuimos hacia allí.
Mientras íbamos se oyó un ruido. Empezó a temblar el suelo. Llegaron unos vehículos raros de metal. Los que iban montados en esos vehículos empezaron a disparar redes. Alium y yo íbamos juntos.
Un vehículo pasó por nuestro lado. Y nos metieron a la fuerza en el vehículo.

Desperté un rato después en un vehículo, traqueteando. Del asiento de delante escuché voces.
-Si, si... Llevamos dos prisioneros. Una chica y un chico. Pequeños. De unos diez años. Si, somos el coche tres.
¿Diez? Pensé yo. Aparentaba catorce. Sin que se notase, moví la cabeza y vi a Alium a mi lado. Me tranquilizó. Estaba enamorada de Alium y tenerle a mi lado me quitó parte de la presión que tenía encima porque el coche era más bien pequeño. Alium abrió los ojos y me sonrió. En ese momento me pregunté cuanto tiempo llevaría ahí dentro. Al parecer bastante, porque en ese momento pararon el coche y me sacaron de allí por un brazo. Estaba en un sitio desconocido, no era cerca del pueblo. Me llevaron a una especie de bar. Giré la cabeza y grité:
-¡Alium!
Alium sacó la cabeza por la ventana y gritó:
-¡Nía!
Y me metieron en ese cuchitril. Al parecer era una taberna, y tenía que trabajar allí. Sin sueldo. Me dieron una especie de uniforme, una falda pantalón y una camisa corta. Y empecé a trabajar, pensando donde estaría. Y de repente recordé una historia que me contaba mi madre...